visiones sobre ‘la isla’

febrero 27, 2008

Las esfervescencias por la retirada de Fidel se empiezan a calmar y llegan análisis reposados en los que sí merece la pena pararse. Hoy hay dos visiones sobre el futuro de la isla en El País.

Miguel Ángel Bastenier (creo que es director de relaciones internacionales) recuerda que Cuba, a diferencia de lo que ocurrió en la Guerra Fría, ya no está sola en Latinoamérica. «La nueva biopolaridad latinoamericana, el respaldo económico de Caracas, y el cambio presidencial en Washington constituyen un bloque de razones para aventurar que lo que haya podido comenzar con Raúl Castro como puro sucesor regimentado, acabe convirtiéndose en una transición política hacia alguna parte».

cuba2.jpg

En ensayista cubano (exiliado) Rafael Rojas sugiere que la «sucesión autoritaria» de Castro por Castro puede ser punto de partida a una «transición democrática».

«A Raúl Castro y su equipo, por lo visto, no le interesa jugar a la confrontación con EEUU, ni la alianza con Chávez y Morales, ni el proselitismo obsesivo de Cuba en América Latina y el Tercer Mundo. A esos sucesores les interesa, sobre todo, reconstruir la legitimidad histórica del socialismo por medio de la satisfacción de las necesidades básicas de una ciudadanía deseosa y, a la vez, temerosa de cambios. Con Raúl Castro en la Presidencia del Consejo de Estado de Cuba se deshace, en buena medida, el espejismo insular. Aquella fantasía del Granma, basada en el cacareo de las «virtudes» del socialismo, se viene abajo. La realidad de un país en crisis desde hace 16 años, por lo menos, es mirada de frente por la clase política. Los muchos y graves problemas de Cuba (transporte, vivienda, escasez, bajos salarios, imposibilidad de viajar, falta de acceso a internet, dos monedas, apartheid turístico…) no se esconden bajo la retórica triunfalista de la «batalla de ideas», ni se atribuyen al «criminal bloqueo imperialista» o a la «guerra mediática de la mafia de Miami». Por primera vez, las causas de los problemas en Cuba se localizan en una legislación obsoleta y una administración ineficiente».

Deja un comentario