«Ni de izquierdas ni de derechas, venimos a defender lo obvio»
Rosa Díez (Vizcaya, 1952) impulsa a UPyD como la formación destinada a romper el bipartidismo en el país con soluciones a los problemas «reales» y garantías de igualdad entre los españoles con una amplia reforma de la Constitución
-Esta semana ha sufrido usted un intento de agresión en una conferencia. El viernes zarandearon al consejero de Presidencia de Madrid, y la semana pasada San Gil y Nadal sufrieron situaciones similares. ¿La campaña está especialmente crispada o nos estamos volviendo locos?
-Cuando en una democracia a los opositores se les intenta silenciar, y cuando eso ocurre de forma organizada y en la Universidad, centro de la libertad de expresión, es que esto es serio. Creo que no tiene que ver con la campaña, sino con una legislatura en la que todos los consensos democráticos se han roto. Las dos grandes fuerzas políticas dan la imagen de un país partido por la mitad, en el que la mitad de la población es enemiga de la otra mitad. Esto genera un clima que hace que las alimañas salgan de las alcantarillas.
-UPyD se define como un partido «transversal» y coincide con planteamientos de PP y PSOE.
-Somos un partido transversal. Es una definición de un partido democrático moderno en el siglo XXI. Las definiciones clásicas de derecha e izquierda se han quedado obsoletas y suelen esconder la nada o el dogmatismo. Creemos que para este tiempo nuevo hace falta un partido que en su propio seno tenga personas que proceden de diversas posiciones ideológicas, herederos de esos liberales de las Cortes de Cádiz. No entendemos que el progresismo sea propiedad de la izquierda ni de la derecha. ¿Defender la igualdad, o la cohesión social es de derechas, o es de izquierdas? De ninguno de los dos. Nuestro planteamiento es superador de esa ideología clásica. Ni de izquierdas ni de derechas, venimos a defender lo obvio, o a desideologizar la defensa de lo obvio. Somos un partido laico, progresista y transversal, y un partido inequívocamente nacional de españoles sin complejos, no como cuestión sentimental, sino como elemento para garantizar la igualdad de los ciudadanos.